jueves, 27 de diciembre de 2012

Lección

"El arte es difícil cuando tú no eres perseverante"

Una frase muy sabia de Jacobo Ángeles, artista oaxaqueño que apenas conocí hoy ...


:)

domingo, 18 de noviembre de 2012

Me arrepiento

Terrible adicción a la que vuelvo con 20 kilos de culpa. Aunque sea esta la segunda vez en medio del mar de ansias de mi ser.

jueves, 25 de octubre de 2012

Triste y transparente


10:34 am y todavía dudo sobre ir o no a la escuela. Me sucede algo muy raro... No lo comprendo.
A veces me pregunto si será la casa, o seré yo totalmente. Ruego que este mes pase rapidísimo, no quisiera cargar por más tiempo con tantos nudos en la garganta.

viernes, 5 de octubre de 2012

El diario

Mi corta vida la he vivido bajo la creencia de que hay historias que merecen un escrito, la siguiente historia es una de esas...

Resulta que desde hace varias semanas, quizás algunos meses, no había sucedido algo que me permitiese "escapar" de mi rutina; así es, he estado tan encerrada en problemas escolares, tratando de "encontrar solución" a mi inestabilidad emocional y luchando por conseguir ese preciado equilibrio del que tanto he hablado aquí y en otras partes, que por completo había olvidado lo que verdaderamente disfruto... Los escapes. 

Es viernes y me quedé sola otra vez, quise recostarme sólo una rato en la cama grande, necesitaba un descanso, pero algo mejor que descanso sucedió. Encontré en el mueblecito un pequeño diario. Al parecer el diario es de Costa Rica, es café y en la portada tiene dos sandalias muy curiosas hechas de hojas. Lo primero que corrió por mi mente fue "¿Qué hace un diario a vista de todo mundo?, debería estar guardado en algún lugar secreto; después de todo, es el único que realmente nos contiene"; al menos para mí es así. He tenido únicamente dos diarios; el primero fue un regalo a mis once años; es difícil imaginar cuántas buenas historias se pueden contar a los once años, digo, tratan vivencias de la infancia, aunque no siempre infantiles. Como decía, ese diario, mi primer diario, fue tan preciado, que lo oculté más que cualquier otro objeto de valor para mí. El segundo diario, también fue un regalo, pero ésta vez, fui yo quien me lo obsequié, tenía catorce años, y vivía una adolescencia complicada; quizás al regalarmelo buscaba que fuese el diario quien me expicase el por qué de mis inquietudes... Jamás terminé sus páginas, con suerte supo al menos varias historias de las que nade más se enteró, pues mi diario se encontraba aún más protegido que el primero, éste sí no lo soltaba. Lamentable y a la vez agraciadamente por instrucciones de terapia me tuve que deshacer de ese diario. Se quemó, y todas y cada una de esas historias se volvieron no más que cenizas. Nadie supo ni sabrá de ellas. Eran tan... Mías.

Por eso sé que los diarios son especiales, confidentes, atienden atentamente y siempre están dispuestos a saber de aquellas historias nuestras, jamás dirán nada a menos que se les permita.

Este diario era diferente, estaba completamente descubierto, permitido. Sé que no es bueno andar husmeando en las cosas de los demás, pero había algo en ese pequeño diario que lo hacía tan llamativo, estaba como para ser leído en ese momento. Dejé atrás mis excusas morales y comencé a leer.

La primera página tenía una dedicatoria muy especial para ella. Se trata de un regalo del 2008, me pareció un lindo regalo. ¡Qué emocionante recibir un diario!, y más uno como éste; bonito, hecho en Costa Rica, con una dedicatoria linda... Seguro estaba en el momento correcto para abandonar la lectura, ya sabía bastante; algo en mi interior me detenía para no dar vuelta a  la hoja y seguir leyendo; más otra parte de mí estaba cada vez más ansiosa por saber qué había escrito en las siguientes páginas... ¡Qué problema!, decidí darle fin atendiendo a mi ser ansioso; la siguiente página ya tenía una primera historia.
Conforme iba leyendo, iba comprendiendo por qué este diario había sido usado hasta ahora, supe que las hojas de éste eran de plátano... También las olí... aaah Plátano, ¡qué agradable diario!. Seguí y seguí leyendo, comprendí que este diario estaba herido; cargaba en él una melancolía que pronto también se internó en mi pecho, ¿cómo iba yo a saber que habían historias tan desbaratadas?, desamor a flote, sin haber siquiera rastro de que éste exista. Su historia me intrigó bastante, ésto era muy diferente a cualquier película que haya visto; se trataba de una historia de amor/desamor, ilusoria y neblinosa, tapada ante nuestros ojos por una sonrisa diaria. Seguía leyendo y me detenía a pensar... ¿Podría yo con algo como ésto? ¿Cómo lo lograría si actualmente abrazo un amor del que no me gustaría desprenderme jamás? ¿Será que así de fácil puede cambiar mi expectativa de vida?... Leí, leí y leí hasta que me sentí tan intrigada que lloré. La persona que yo veía casi a diario verdaderamente usaba un parche gigante en forma de sonrisa, y era imperceptible una pizca de melancolía, ¿Por qué? ¿Será esta sonrisa no más que la más grande cara de un amor verdadero a tu creación?, bueno, quizás lo que trato de decir no lo quiero decir realmente... ¿O será que sólo estoy tambaleando encima de canicas de dudas?; ni siquiera lo sé. Sólo sé que quiero seguir leyendo, pero hay algo que quiero más ...

Quiero un diario.


Dejaré esta historia en suspenso, porque en definitiva no ha terminado. Ya no se trata de su historia, ni mucho menos de la mía, este relato es sobre un diario con hojas de plátano.

Pepe, si tú supieras cuánto aprendí éste día... De verdad me importas.


martes, 28 de agosto de 2012


"...(Escucho tu silencio. 
                     Oigo
constelaciones: existes.
                        Creo en ti.
                                    Eres.
                                          Me basta). "



                                                                          Ángel González

lunes, 30 de julio de 2012